viernes, 25 de noviembre de 2011

DINERO Y FAMILIA 7.

DIEZMAR.
Ya sé que a los católicos nadie nos pide diezmar. Estamos tan acostumbrados a pensar que el dinero que Dios nos ayuda a conseguir con nuestro trabajo es nuestro, para nuestras necesidades o gustos, y que siempre es poco, que no sólo no diezmamos sino que somos ridículamente avaros con el dinero que le debemos a la Iglesia.
No le damos nuestro diezmo a Dios. Él no lo necesita para nada, es el dueño de todo.
Lo damos para mostrarle al Señor que agradecemos su mano generosa, que nos alimenta y nos sostiene.
La gente cree que si separa la décima parte de sus ingresos le faltará ese dinero. Nada más falso, lo que le queda le alcanzará y le sobrará.  Si no lo pruebas nunca lo sabrás.
Ahora bien, el uso que des a tu diezmo depende de tu voluntad. Puedes darlo como limosna en el templo, o a una obra de caridad cristiana, o para una obra que difunda la evangelización. Tú verás.  Sólo recuerda que el diezmo no es tuyo, no quieras ser bendecido si no eres agradecido.

viernes, 18 de noviembre de 2011

DINERO Y FAMILIA 6.

AHORRANDO.
Ahorrar no es solo guardar el dinero extra. Para la mayoría, ahorrar será reducir gastos.
Y necesitamos ser ingeniosos para hallar las formas de ahorrar en familia.
Primero, tomar conciencia de que ahorrar no es ni una desgracia ni un deshonor. ¡No faltaba más!
Segundo, involucrar a toda la familia en los planes de ahorro. Nada de pensar "pobrecitos mis hijos, que tienen amiguitos ricos". Serán verdaderamente pobrecitos si sus padres siguen gastando lo que no tienen y -de paso- les enseñan a ser irresponsables financieramente.
Tercero, conversarlo para conseguir el apoyo general. Y conversarlo sin caras largas ni tristezas. Debería ser un motivo de orgullo saberse cooperando todos por el bien de todos, y saber que la unión familiar es más importante que la abundancia económica.
Cuarto, usar el ingenio y la creatividad para, cada uno, hacer su parte en el ahorro familiar. Desde encender sólo las luces necesarias en la casa, usar menos la secadora de ropa, repartirse las tareas hogareñas, ir menos a gastar dinero a la calle, ...
Continuaremos.

viernes, 11 de noviembre de 2011

DINERO Y FAMILIA 5.

CUIDADO CON EL CRÉDITO.
Pareciera que comprar al crédito resulta muy atractivo para muchos.
Conocemos personas que, aún sin necesitarlo, prefieren hacer deudas y pagar al crédito.
Resulta no entendible, ya que finalmente acaban pagando mucho más, porque los ofrecimientos de cuotas con pequeños intereses o no cobro de intereses resultan un verdadero fiasco.
Las "tarjetas de crédito" son muy útiles. Una razón de su utilidad es que nos libran de la necesidad de llevar dinero en la cartera.
Pero cuando se usa la tarjeta para comprar y pagar con un dinero que no tenemos ni tendremos, ¡¡es una verdadera locura!!
Y otra gran locura es pensar que pagaremos esa compra poco a poco, sin sentirlo, ... ¡pero multiplicando su precio por diez!
Si somos de los que creemos que pagar con tarjeta es para comprar lo que no podemos pagar ... deberíamos quemar las tarjetas de crédito.
Continuaremos.

viernes, 4 de noviembre de 2011

DINERO Y FAMILIA 4.

COMPRAR SIN PREJUICIOS.
¿Por qué tenemos que pagar por marcas?
Siempre dicen que las marcas son garantía de calidad. Será cierto en algunos casos, pero no siempre es cierto.
Aprendamos a distinguir cuándo conviene comprar algo por marca  y cuándo conviene comprar algo porque sabemos reconocerle la calidad, aunque sea de marca desconocida. Son pocos los objetos en que la marca signifique calidad, generalmente sólo significa  costo mayor.
A todos nos ha pasado comprar alguna prenda de ropa cara y de marca, para tener que comprobar su poca calidad al uso o al lavado.
Así que no seamos prejuiciosos al escoger. Y enseñarlo a los hijos que, por su edad, son tan fáciles víctimas de astutas publicidades.
Cualquiera puede aprender el valor de una prenda limpia y en buen estado, aunque no sea de una marca costosa o popular.   Además, aprender esto a temprana edad, nos libra de caer en vanidades y superficialidades.
Cada quien debe saber que aunque se quite todo lo que lleva puesto, sigue valiendo totalmente como la persona que es.